jueves, 11 de junio de 2009

ENCUESTA DE FIN DE CURSO


POR FAVOR, RESPONDE A ESTAS PREGUNTAS CON CLARIDAD Y CON HONESTIDAD. NO OLVIDES PONER TU NOMBRE Y APELLIDOS.

1.-A TU JUICIO ¿QUÉ CALIFICACIÓN FINAL TE MERECES?

2.- ¿QUÉ HA SIDO LO QUE MÁS TE HA GUSTADO DE ESTA ASIGNATURA?

3.- ¿Y LO QUE MENOS TE HA GUSTADO?

4.- ¿CONSIDERAS ÚTIL ELABORAR UN BLOG DE CLASE?

5.- ¿CREES QUE EL RENDIMIENTO DEL GRUPO ES EL ADECUADO A SU NIVEL? (SI LOS COMPAÑEROS , EN GENERAL, TRABAJAN LO SUFICIENTE O NO )

6.¿QUÉ OPINAS DEL COMPORTAMIENTO DEL GRUPO? ( SON CHARLATANES, TRABAJADORES, HACE FALTA MÁS MADUREZ, ES NORMAL QUE ESTEMOS CANSADOS A ÚLTIMA HORA, NO LES INTERESA LA MATERIA,...)

7.- ¿QUÉ OPINAS DEL TRABAJO DE LA PROFESORA?. ATRÉVETE A CALIFICARLO (0-10);

8.- ¿QUÉ ASPECTOS CREES QUE PODRÍAN HABERSE MEJORADO DE LAS CLASES : EXPLICACIONES, MÁS TEORÍA, MÁS PRÁCTICA DE ALGÚN TEMA, OTRO TIPO DE ANÁLISIS DE LECTURA, MÁS EXÁMENES,...?

9. POR ÚLTIMO, ¿QUÉ ES LO MÁS IMPORTANTE QUE HAS APRENDIDO EN ESTA ASIGNATURA - ADEMÁS DE NO OLVIDAR LA GRAN LECCIÓN DE LOS VENTILADORES ES DECIR, QUE "EL QUE NO LLORA NO MAMA"- ?



FELICES VACACIONES A TODOS/AS Y MUCHA SUERTE !

jueves, 7 de mayo de 2009

RESUMIENDO QUE ES GERUNDIO


Os dejo un interesante resumen que encontré. Viene muy bien para sintetizar lo que hemos trabajado hasta ahora.


jueves, 30 de abril de 2009

ANÁLISIS DE UN ARTÍCULO PERIODÍSTICOhttp://http://html.rincondelvago.com/articulo-periodistico_1.html

LA COLUMNA PERIODÍSTICA




Elabora una columna periodística sobre cualquier tema de actualidad. Para ello consulta primero el enlace del blog del Instituto:

http://cuentameuncuentodeaprender.blogspot.com.es/search/label/Taller%20de%20Literatura%20en%20las%20aulas.%20Columnismo%20.




AHÍ VAN UNOS APUNTES MUY BUENOS SOBRE LA COLUMNA PERIODÍSTICA QUE HE ENCONTRADO EN INTERNET. SI OS PARECE PODEMOS RESUMIRLO EN CLASE, PERO ME GUSTARÍA QUE LO LEYÉRAIS ANTES.

(Si alguien se anima, que publique una síntesis o cualquier reflexión que le suscite la lectura. ¿ Os animáis si hay nota ?...








La columna es un género de solicitación de opinión con un amplio arraigo en la historia de la prensa española. Ha representado el estandarte de un periodismo de ideas, muy crítico y de una excelente calidad literaria, a través del cual se han expresado las mentes más lúcidas de nuestra intelectualidad. Gran parte de los mejores escritores y pensadores que ha dado España en los últimos cien años ha colocado su firma en las páginas de los periódicos de mayor tirada de cada momento. Las empresas informativas han sido particularmente condescendientes en este sentido porque, además de prestigiar los contenidos y la imagen externa de las publicaciones mediante la incorporación de rutilantes personalidades del mundo de la cultura, se aseguran también un porcentaje considerable de lectores por la familiaridad que generan los columnistas respecto a sus lectores y la especial fidelidad de éstos.

La columna es el género periodístico que analiza, interpreta y orienta al público sobre un determinado suceso con una asiduidad, extensión y ubicación concretas en un medio determinado.

Algunos estudiosos sitúan también el origen del auge de la columna en la progresiva complejidad de los periódicos. Cuando crecen y su organización se complica, los editoriales que firmaba el director y con los que orientaba a la opinión se vuelven anónimos; o, si el nombre sigue atrayendo seguidores, se convierten en firmas.

La columna es un arte y una técnica que se adapta, por tanto, a la personalidad del articulista. De ahí el fuerte grado de identificación que existe entre el comentarista y el lector. Uno de los secretos de la columna es la atmósfera de intimidad que promueve en el lector. La columna responde a la necesidad de conocer al que habla e indica la preferencia del lector por el contacto directo con un individuo más que con el producto editorial anónimo de una corporación.

Desde la irrupción en Norteamérica del Nuevo Periodismo a finales de los años setenta, los periódicos de la órbita anglosajona han prestado un mayor interés a incipientes fórmulas de hacer periodismo que mezclan la información con la opinión y permiten ciertas licencias estilísticas a sus autores. Esta realidad, más que un invento recién importado, es una constante del ejercicio del periodismo en los países latinos.

La columna es un ejemplo de lenguaje periodístico personal, un instrumento de comunicación que persigue la defensa de unas ideas, la creación de un estado de opinión y la adopción de una postura determinada respecto a un hecho actual y relevante. Es un comentario valorativo, analítico y razonador con una finalidad idéntica a la del editorial: crear opinión a partir de la propia. Su diferencia estriba en la identidad individual de la firma. Es un vehículo de comunicación personal que huye de la anonimia y la solemnidad del editorial; de la densidad y la profundidad del artículo y de la simpleza y la asepsia de la noticia.

Hay tantas columnas como columnistas. El estilo es libre y refleja las habilidades discursivas del autor. El columnista dice lo que quiere y cómo quiere. Generalmente, el medio busca una correlación entre su concepción ideológica y las opiniones expresadas en las columnas. A veces, se incluyen comentarios que distorsionan la línea editorial del periódico porque se cree necesario ofrecer una imagen plural del mismo.

Desde un punto de vista formal, la columna tiene una serie de características básicas: extensión uniforme, ubicación fija, libertad temática, periodicidad en la difusión, asiduidad, título genérico y un tratamiento tipográfico especial que la distingue del resto de contenidos de la página donde se incluye.

Como género periodístico, la columna tiene tres características fundamentales que configuran su esencia: su periodicidad, la titulación fija en nombre y en tipografía, y su carácter eminentemente personal y emotivo. La columna es el género periodístico que con una frecuencia determinada, interpreta, analiza, valora y orienta al público respecto de sucesos noticiosos diversos.

A diferencia del editorial y del artículo, no es preciso que el columnista asuma una posición ante los hechos. El columnista escribe sobre asuntos conocidos, pero a los cuales no se les ha prestado la debida atención; o bien se interesa por relatar alguna experiencia personal y para hacerlo aprovecha algún suceso noticioso.

Debido a la intención de la columna, los comentarios y los juicios de valor que la integran no tienen una naturaleza argumentativa y persuasiva, sino que se distinguen por ser informativos y analíticos.

La columna es el género periodístico de opinión que da lugar a un tipo de comunicación más personal, de menos formalidad que el editorial o el artículo, y que puede incluso proporcionar momentos de recreación.

Escribir una columna no es tarea fácil. Requiere conocimiento del tema, pero también habilidad para proyectar una personalidad fuerte y atraer al público, simpatizar con él y mantener su atención.

El columnista goza de amplia libertad temática para expresar sus puntos de vista, para defender una postura y para censurar el comportamiento de las personas y de los grupos sociales.

La distinción mayor entre editorial y columna tal vez estribe en que la gama de tipos es mucho mayor en el caso de la columna que en el del editorial. Puede haber columnas intrascendentes, sobre temas menores, mientras que un editorial ha de tener necesariamente una trascendencia mayor. También en el lenguaje del editorial hay mayor limitación de posibilidades que en la columna. La columna puede oscilar desde un estilo grandilocuente hasta el más ligero e insustancial. Los editoriales, por el contrario, se mueven todos dentro de una cierta uniformidad de lenguaje que responde al estilo literario que la empresa adopta para exponer y pontificar acerca de aquellas cuestiones que tienen la suficiente entidad social como para que el periódico se pronuncie acerca de ellas.

De todas formas, puede decirse que en el periodismo moderno hay un desplazamiento de cuestiones desde el editorial a otros géneros de opinión, particularmente de aquellos comentaristas que tienen prestigio ante los lectores y que gozan al mismo tiempo de la confianza ideológica del periódico. Este desplazamiento del editorial a la columna o el artículo sirve para desdramatizar ciertos asuntos ante el público: siempre es preferible que se equivoque un periodista que un periódico. Pero también se puede encontrar una justificación a esta tendencia en el mayor atractivo de lo personal y firmado frente a lo anónimo y colectivo.

En teoría, el columnista que firma sus escritos puede expresarse con la mayor libertad. Puede, de hecho, sustentar un punto de vista contrario al que sostengan los editoriales del mismo periódico. Puede, incluso, contradecir las ideas de los editores. Hay algunos periódicos que se esfuerzan en escoger columnistas que sostienen puntos de vista totalmente opuestos a la política editorial. Además de esto, está fuera de toda duda que el lector busca un columnista determinado y se identifica con él. El columnista escribe para su lector, que aunque es desconocido, de alguna manera le llegan sus escritos. Cuando un columnista muy leído se marcha de un periódico a otro, normalmente se lleva a un buen número de lectores que le siguen.

Por lo que se refiere al contenido, se escriben columnas en las que se abordan los temas más variados: política, deportes, economía, sociales, radio, cine, televisión y arte, entre otros.

La columna, como género periodístico de opinión, adopta las características generales del artículo; entrada, desarrollo (comentarios) y conclusión.

La estructura de la columna, en general, no puede ajustarse a un modelo preestablecido, puesto que este género periodístico es el más personal y libre de todos; cada columnista integra su escrito como más conviene a la información con que cuenta y al propósito de sus comentarios.

De este modo, existen diversas opciones para redactar las columnas:

1. La columna que se escribe mezclando la información y los comentarios.

2. La columna de comentario, que sólo usa la información para referirse al suceso, de manera que la mayor parte está compuesta por los juicios del columnista.

3. La columna esencialmente informativa, pero que incluye algún comentario para lograr el efecto argumentativo de la totalidad del texto.

En cuanto al estilo, el tono de las colaboraciones de los columnistas puede ser serio o ligero, formal o informal, objetivo o subjetivo, etc. Por tanto, el estilo resulta muy variado: narrativo, descriptivo, expositivo, argumentativo, como a menudo sucede, puede ser una combinación de dos o más de estas formas discursivas.

La elección de una u otra forma de expresión lingüística depende del tipo y de la función de la columna. Por ejemplo, el periodista que en su columna sugiere un comentario mediante el uso de palabras, pero no lo hace abiertamente, utiliza principalmente la forma expositiva; pero si ordena los datos de tal manera que el grado de interés vaya en aumento (suspenso), la forma narrativa resulta más conveniente. Si su intención es reproducir un suceso o "pintar" una situación, la forma del discurso adecuada es la descriptiva; por último, si el propósito del columnista es convencer a los lectores con sus comentarios, persuadirlos respecto de las ventajas o desventajas de su proposición central, la forma indicada es la argumentación.

Para concluir, entre las recomendaciones generales para redactar la columna, podríamos aconsejar la redacción de la columna en beneficio social, evitando presentar en ella los pleitos personales o los ataques a quienes no tienen igual posibilidad de defenderse que el columnista.

La columna es, en definitiva, el resultado de un acto de creación individual, un elemento de comunicación que, dentro del ámbito de los géneros de solicitación de opinión, refleja la forma de pensar de una persona determinada y la posición que ha adoptado respecto a un tema de cierta importancia.


FORMA DE CITAR ESTE TRABAJO EN BIBLIOGRAFÍAS:
Moreno Espinosa, Pastora (2000): Géneros para la opinión: el comMoereno Espinosa, Pastora (2000). Géneros para la opinión: el comentario o columna. Revista Latina de Comunicación Social, 30. Recuperado el x de xxxx de 200x de:
http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000qjn/

ANÁLISIS DE ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS

COMO HEMOS VISTO EN CLASE, EXISTE UNA AMPLIA BIBLIOGRAFÍA SOBRE LOS ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS.

ES INTERESANTE EL SIGUIENTE ESTUDIO ( mejor lo explicamos durante la clase y así lo adaptamos a nuestro nivel, ok? ).

Pero, al menos, leedlo y a ver qué comentario os inspira.

Se titula:

"De la intellectio a la elocutio: un modelo de análisis retórico para la columna personal "

Y su autor es:

Dr. Bernardo Gómez Calderón ©

Profesor de Periodismo de la Universidad de Málaga

Introducción

Con toda probabilidad, ningún género periodístico atraviesa hoy en día un momento más feliz desde el punto de vista cuantitativo que la columna de opinión. Servida en abundancia por los medios impresos; rica y variada en cuanto a contenidos, enfoques y estilos; y vehículo de toda la gama de planteamientos sociales, políticos y culturales que conforman la opinión pública (o al menos, de aquéllos que el establishment puede aceptar), la columna se ha convertido en una pieza insustituible del actual mosaico periodístico, que queda cojo y pierde atractivo para los lectores sin la aportación personal de sus firmas. Se trata de un elemento identificativo y uniformador del discurso de la prensa, ya que encuentra acomodo en cualquier medio impreso (diarios, suplementos dominicales, revistas...), y desde hace algunos años incluso en los medios audiovisuales.

La columna fascina por su diagnóstico urgente de la realidad, servido al calor de los acontecimientos en apenas 60 líneas; por su valor literario y expresivo, indudable en algunos casos, menos obvio en otras, pero siempre presente siquiera como aspiración; por el influjo que ejerce –o puede ejercer– sobre la audiencia, merced a su cualidad persuasiva; por el interés intrínseco de los juicios que transmite, expresados sin ambigüedad aunque pequen de leves o arbitrarios; en definitiva, por la personalidad de los propios columnistas, que a fuerza de trabajo diario se transforman en interlocutores familiares para sus lectores. Con la columna se accede a una forma distinta de interpretar el presente, más creativa, más cercana y menos urgente que la que procuran otros medios de comunicación.

Existen, de acuerdo con la taxonomía clásica, dos modelos de columna[i][1]: la de análisis, propia del periodismo interpretativo, y la de opinión, netamente subjetiva; dentro de ésta queda enmarcada, como género algo marginal, la columna literaria o personal, cultivada de ordinario por periodistas de prestigio o “escritores en prensa”. De esta última vamos a ocuparnos aquí.

Vaya por delante que buena parte de los estudiosos ponen en duda el estatuto periodístico del género: por lo general, la columna literaria queda englobada en el ámbito del feature, y se la supone un mero entretenimiento, inserto en los diarios por razones extraperiodísticas. Para Martínez Albertos, sus manifestaciones representan, sin más, “unos guetos privilegiados del periodismo impreso delimitados por los siguientes rasgos: 1) espacios de tema absolutamente libre, como cheques en blanco, 2) para escritores famosos, 3) con la única condición de que firmen sus trabajos”[ii][2]. De modo similar definen la columna personal Morán Torres, Martín Vivaldi, Concha Fagoaga y Luisa Santamaría (en sus primeros trabajos[iii][3]), negando la matriz periodística del género, cuando no menospreciándolo abiertamente.

Ello ha repercutido de manera negativa, como es natural, en los intentos de análisis que desde la Periodística se han emprendido hasta el momento sobre la columna personal (muy escasos, por otra parte), aunque, justo es decirlo, su acusada heterodoxia textual no contribuye a facilitar la tarea del estudioso. Los abundantes procedimientos literarios presentes en su codificación, ajenos al estilo estrictamente periodístico; la desconexión de la actualidad más inmediata que ocasionalmente presenta, así como la exacerbada manifestación del “yo” del autor que suele encontrarse en ella, han hecho de la columna personal un producto de difícil catalogación.

Sin embargo, es posible abordar el columnismo literario desde la perspectiva de la Nueva Retórica, conceptuada como Teoría de la Argumentación por Chaïm Perelman y Loucie Olbretchs-Tyteca[iv][4], y hacer de esta modalidad opinativa un género netamente periodístico. La propia orientación de los estudios más recientes sobre la opinión en prensa avala este enfoque, puesto que, desde hace aproximadamente dos décadas, proliferan los autores que llaman la atención sobre el carácter retórico de la comunicación periodística. Así, Francisco Ayala apuntaba ya en 1985:

Será más que probable que la retórica del periodismo [...] siga las líneas de la antigua e ilustre retórica oratoria [...] Si un artículo periodístico puede equivaler con sus efectos a un discurso devastador ante la cámara, seguramente los artificios empleados por su autor no serán demasiado distintos de los que hacen eficaces las palabras del orador[v][5].

Desde parámetros distintos, el profesor Martínez Albertos identifica en el periodismo de opinión al legítimo heredero de la retórica clásica, en su ‘Curso general de Redacción Periodística’[vi][6]; y Josep M.ª Casasús considera que “no está exento de razones estimables el criterio de aquellos que han observado la presencia de perfectas analogías [...] entre algunos aspectos de las preceptivas retóricas [...] y determinadas reglas que conforman muchas de las normas del periodismo contemporáneo”[vii][7]. El mismo autor señala con convicción que “la Retórica, a pesar de las reticencias que existen para admitirlo, está absolutamente viva en los procesos que alimentan la comunicación social contemporánea”[viii][8].

Aunque desde principios de los años 90 existe ya un corpus teórico en torno al carácter retórico-argumentativo de los textos englobados en el estilo de solicitación de opinión, del que merecen destacarse las aportaciones de González Reyna y J. F. Sánchez[ix][9], no abundan, empero, las propuestas analíticas en este terreno: cabe citar sólo la monografía de Santamaría y Casals en torno a la argumentación periodística; el trabajo de Morales Castillo sobre el humor en el articulismo; dos estudios de casos algo más extensos, el de López Pan sobre Pilar Urbano, y el de León Gross sobre Manuel Alcántara; y algunos ensayos publicados en revistas y obras colectivas[x][10]. Con sana diversidad de enfoques, todos estos trabajos aplican los postulados de la Nueva Retórica al análisis de los artículos de opinión, aunque rara vez lo hacen de modo omnicomprensivo o sistemático: en unos casos, el repertorio de procedimientos analizados es reducido (López Pan, por ejemplo, centra su atención únicamente en el ethos), mientras que en otros, algunas parcelas de la retórica quedan completamente oscurecidas. El resultado es, a nuestro entender, un bosquejo valioso pero parcial de los mecanismos argumentativos que se encuentran en la base de la columna literaria, insuficiente para explicar a fondo el proceso de codificación al que ésta se encuentra sometida.

Nuestra propuesta afronta el análisis retórico desde una perspectiva distinta, teniendo en cuenta todas y cada una de las etapas que la Rethorica recepta establece para la elaboración del discurso (intellectio, inventio, dispositio y elocutio[xi][11]), y deteniéndose en los diversos procedimientos que cada una de ellas admite[xii][12]. Con ello se pretende ofrecer un modelo de análisis retórico global, que permita sistematizar las características textuales de la columna personal más allá de las propiedades deícticas que suelen ser identificadas como únicas cualidades ineludibles del género (título estable, ubicación y periodicidad fijas, relevancia tipográfica y prestigio de la firma).

No obviamos, claro está, las limitaciones que la Nueva Retórica encierra de cara al análisis textual, marcadas sobre todo por la heterogeneidad de las propuestas de la doctrina clásica, y por su relativa inoperancia para el tratamiento de ciertos fenómenos que, en la actualidad, han pasado al primer plano del análisis del discurso, caso de las actividades de lectura y recepción[xiii][13]. Pero en lo que al estudio de las propiedades de los textos de opinión se refiere, consideramos pertinente nuestro enfoque.

Modelo de análisis retórico

Una vez consignados los datos hemerográficos de un texto dado (autor, medio, fecha de aparición y página –en el caso de publicaciones impresas– o dirección URL –en el caso de publicaciones electrónicas–), se trataría de abordar sucesivamente los siguientes campos:

1. Intellectio

La intellectio se refiere al tema o asunto sobre el que versa un texto, en este caso periodístico. Aunque el tema de la columna literaria es absolutamente libre, lo más habitual es que se ciña a la actualidad política, social o cultural (aunque los motivos económicos, costumbristas o estrictamente personales no le son ajenos). Con frecuencia, el tema de la columna condiciona la elección de argumentos y recursos elocutivos con los que apuntalará sus tesis el autor. En este sentido, nos parece particularmente acertado el comentario de Chico Rico, para quien “la intellectio posibilita la mejor descripción y explicación de cuestiones relacionadas con la producción textual, como el proceso de elección de un determinado modelo del mundo y las estrategias operativas de la inventio, la dispositio y la elocutio”[xiv][14].

2. Inventio

La inventio engloba los argumentos a los que se recurre en un texto para persuadir a la audiencia de lo acertado de los planteamientos del emisor. Constituye una suerte de superestructura lógica, un entramado de razones que deben quedar habilidosamente expuestas para propiciar la aceptación de la tesis central del artículo por parte del auditorio.

El abanico de argumentos inventivos es amplio, y la mayor parte de ellos encuentran acomodo en la columna personal. Figuran, en primer lugar, las pruebas definidas por Aristóteles como “propias del arte”, concretamente las que se apoyan en la competencia o la fiabilidad del orador (ethos), las que se encuentran en el propio discurso (logos, de las que forman parte los entimemas, silogismos cuyas premisas son verosímiles –aceptadas por el auditorio–, pero no verdaderas, por oposición a los silogismos lógicos, que parten de premisas necesarias), y las que tratan de mover las pasiones del auditorio (pathos); y en segundo lugar, las falacias o refutaciones aparentes, argumentos que se presentan como válidos pese a ser inadmisibles desde el punto de vista de la lógica. Las falacias constituyen un nutrido grupo de argumentos recogidos ya por Aristóteles en sus Refutaciones sofísticas bajo el membrete de “argumentos erísticos”. Se dividen en dos grandes subgrupos: falacias de ambigüedad y falacias materiales o de inferencia. En el primero se incluyen la tautología, el equívoco, el eufemismo, la anfibología y la dicotomía. En cuanto a las falacias de inferencia, pueden darse por datos insuficientes, en cuyo caso se subdividen en inductivas (la más común es la falacia por generalización, basada en el paso de la anécdota a la categoría) y deductivas (siendo la más destacada la falacia por falsa causalidad); o por ignorancia del argumento, recibiendo en este caso la denominación de “falacias de pertinencia”[xv][15].

De estas últimas forman parte la argumentación por el ridículo (que se sirve, usualmente, de figuras como la ironía o la hipérbole), el argumento de petición de principio o petitio principii (razonamiento en el que se introducen proposiciones no verificadas o inverificables como si fueran verdaderas para llegar a conclusiones aparentemente lógicas y razonadas), la argumentación ad hominem (basada en la descalificación del oponente), la argumentación por analogía, la argumentación por tropos (habitualmente, se trata de metáforas o sinécdoques), el argumento de autoridad y la argumentación por comparación. Todas ellas se detectan frecuentemente en los artículos de opinión.

3. Dispositio

La dispositio hace referencia al modo en que los argumentos anteriormente descritos se ordenan a lo largo de un texto persuasivo. Aquí es preciso tener en cuenta la distribución paragráfica del mismo, así como la “macroestructura argumentativa”[xvi][16] adoptada, de entre tres posibles: deductiva, inductiva o circular. La estructura deductiva es aquella que hace arrancar el texto de una premisa ideológica general, abstracta, que se aplica a razonamientos de los que emana un juicio concreto relativo a casos particulares; en sentido amplio, podemos adscribir a este grupo los textos que presentan al comienzo la tesis postulada por el autor. Por el contrario, la estructura inductiva parte de un suceso aislado con objeto de alcanzar juicios de validez universal. Su arranque puede constituirlo una anécdota, un ejemplo o analogía, un pensamiento o idea, elementos que no están en la base del razonamiento posterior, sino que son referidos a modo de ilustración o preludio del aserto conclusivo al que se pretende llegar (la tesis sostenida por el autor)[xvii][17].

En cuanto a la estructura circular, a la que también recurren los cultivadores de la columna personal, se construye a partir de un dato menor, ya sea anécdota, intertexto o estribillo, que se reitera al principio y al final del texto y sirve de marco a la tesis del autor. Su utilización confiere a la columna una apariencia de artilugio perfecto, de producto completo en sí mismo, muy sugerente desde el punto de vista argumentativo. Supone, en cierta medida, la acumulación de los procedimientos inductivo y deductivo, puesto que permite pasar de lo particular a lo general y de nuevo a lo particular en una sola pieza.

4. Elocutio

La elocutio es probablemente la parcela retórica más rica de cuantas abarca la columna literaria, por cuanto en ella el ingenio, la creatividad léxica y la “voluntad de estilo” se encuentran muy acentuados. En este apartado, conviene detenerse en varios campos: figuras retóricas, léxico e intertextualidad. La mayor parte de los recursos elocutivos que se detectan en la columna personal entran dentro de alguna de estas categorías.

Para el estudio de las licencias retóricas, nos parece particularmente útil la clasificación que aporta el grupo de Lieja[xviii][18]. Partiendo de la noción de ècart o desvío, la escuela estructuralista de Jacques Dubois organiza las licencias del lenguaje o “metáboles” de acuerdo con dos parámetros: plano de la expresión frente a plano del contenido; y ámbito de la palabra y unidades menores frente a ámbito de la oración y unidades mayores. Del cruce de ambas dicotomías surge una cuádruple clasificación de las figuras en metaplasmos (que afectan al plano de la expresión y se producen en el ámbito de la palabra), metataxis (plano de la expresión, ámbito de la oración y el texto), metasememas (plano del contenido, ámbito de la palabra) y metalogismos (plano del contenido, ámbito de la oración y el texto). Los metaplasmos operan sobre el significante de los vocablos, modificando su continuidad fónica o gráfica; las metataxis conciernen al significante de la oración y son metáboles de naturaleza sintáctica; los metasememas actúan en el plano del contenido, y consisten en la modificación de un significado debida a la sustitución de términos (se corresponden con los tradicionales tropos). En cuanto a los metalogismos, representan cambios lógico-semánticos en el marco de la oración, y son el equivalente de las clásicas figuras de pensamiento[xix][19].

El listado de figuras que engloba cada una de estas categorías resulta demasiado extenso para detallarlo aquí; señalaremos tan sólo las más frecuentes en el articulismo literario: aliteración, homeóptoton y paromeon (metaplasmos); acumulación, anáfora, bimembración, derivación, enumeración, paralelismo, pleonasmo, políptoton y trimembración (figuras sintácticas o metataxis); alegoría, metáfora, metonimia, oxímoron y sinécdoque (metasememas); amplificación, analogía, antítesis, antropomorfización, apóstrofe, comparación denotativa, écfrasis o descripción, ejemplo, equívoco, hipérbole, ironía, lítote, paradoja y remotivación (correspondientes al grupo de los metalogismos)[xx][20].

En cuanto al léxico, son marcas elocutivas de interés, en el ámbito del columnismo, el argot, los cultismos, los modismos y muletillas, los neologismos, los antropónimos, los apócopes, los aumentativos, los barbarismos, los diminutivos y las palabras comodín.

Por último, es frecuente entre los cultivadores de la columna personal el recurso a la intertextualidad, que dota a los textos de un barniz culturalista notablemente eficaz en términos persuasivos. En la intertextualidad coexisten múltiples niveles, que van desde la alusión más sutil hasta la reproducción literal de algo ya enunciado, y esta abundancia de manifestaciones dificulta su sistematización teórica; la modalidad intertextual más frecuente en el terreno de la columna personal es la citación. Las citas o intertextos pueden clasificarse, de acuerdo con su explicitud, en: citas directas, citas indirectas, citas sin atribución de autoría y citas encubiertas. Las citas directas presentan marcas tipográficas que las diferencian del resto del texto, y van acompañadas del nombre de su autor; las indirectas carecen de marcas, aunque especifican al agente original de la enunciación; las citas sin atribuir presentan signos tipográficos pero no incluyen referencia alguna al autor; por último, las citas encubiertas son aquéllas que no se destacan tipográficamente ni van acompañadas de datos sobre su procedencia. Por otro lado, de acuerdo con su fidelidad al enunciado original, las citas pueden ser literales o parafraseadas[xxi][21].

Al margen de lo anterior, cabe consignar como apartado final del análisis retórico aquellos elementos de las series visuales paralingüística y extralingüística (sumarios, fotografías…) que acompañen al texto y se consideren de relevancia desde un puntode vista persuasivo.

Conclusión

Con esta propuesta, fruto a la vez de la inducción y la deducción, no aspiramos, claro está, a ofrecer un modelo de análisis exhaustivo para todos los apartados que en ella se incluyen. La riqueza inherente a cada uno de ellos hace de cualquier intento totalizador una empresa vana. Además, el estilo personal de cada columnista representa un condicionante de peso para el estudioso, que deberá hacer hincapié en unos campos o en otros, en unos u otros recursos, de acuerdo con el papel que éstos desempeñen en la prosa del autor.

Pese a ello, creemos que por medio de nuestro modelo de análisis quedan debidamente atendidos los aspectos temáticos, estructurales, argumentativos y estilísticos más sobresalientes de la columna personal, y que su aplicación puede constituir una técnica de notable validez heurística para los trabajos circunscritos al ámbito de la opinión periodística.

Periodismo y divulgación: NOVEDAD EDITORIAL: EL ARTÍCULO LITERARIO: MANUEL ALCÁNTARA

Periodismo y divulgación: NOVEDAD EDITORIAL: EL ARTÍCULO LITERARIO: MANUEL ALCÁNTARA

viernes, 17 de abril de 2009

CONTINUAMOS CON LOS ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS



OS RECUERDO QUE SEGUIMOS CON EL PROYECTO DE LA FUNDACIÓN MANUEL ALCÁNTARA ( ACTIVIDADES DE LOS ARTÍCULOS PERIODÍSTICOS). PARA ELLO RESULTARÁ ÚTIL "REFRESCAR" LA MEMORIA CON ALGUNOS


El artículo periodístico
en la historia de la literatura española
El artículo es una de las piezas esenciales en la configuración de los diarios, un puzzle compuesto
sobre todo por informaciones además de análisis, entrevistas, crónicas, críticas, espacios de servicio y desde
luego también opinión. Durante los últimos años, el artículo o columna –denominación restrictiva que se debe
al formato original ocupando una de las columnas de la página de arriba abajo, y que designa a un tipo de
artículo breve con aparición periódica y un espacio fijo en el diario- ha sido un fenómeno de éxito y prestigio
creciente. Nombres como Francisco Umbral o Raúl del Pozo, Maruja Torres o Ignacio Camacho, y desde luego
Manuel Alcántara, se han convertido en referencias inexcusables para asomarse a las ventanas de la realidad
desde las páginas de la prensa.
El artículo puede ser de opinión, de análisis, incluso meramente informativo, y desde luego puede
tratarse de un texto literario que desarrolle en mayor o menor medida alguna de esas funciones. No todos los
artículos son literarios –como género, su naturaleza es retórica para proporcionar una opinión persuasiva
acerca de algo- pero sí que el artículo representa un nutriente básico de la Historia del Periodismo y la
Historia de la Literatura Española. Aunque su generalización puede situarse en el siglo XVIII, con el
desarrollo de la prensa ensayística de la Ilustración enciclopedista, se considera a Larra el primer hito del
artículo literario en un tiempo en el que prevaleció el texto doctrinal o el costumbrismo ligero. No obstante, en
el siglo XIX hubo otros articulistas relevantes como Mariano de Cavia o Pedro Antonio de Alarcón.
Entre el siglo XIX y XX destacan dos generaciones de intelectuales comprometidos (1898-1914) que
se proyectan a través de la prensa con artículos de ideas, de un calado más profundo respecto al perfil
informativo y subjetivo del columnist anglosajón. Y en el segundo cuarto del siglo se desarrolla un
columnismo, característicamente español, en el que la literatura se convierte en la seña de identidad y en su
valor añadido. A menudo se trata de observadores agudos de la realidad, situados durante largo tiempo en
la primera línea de la actualidad –así Julio Camba o Josep Pla- con el instinto creativo del literato. Después,
la falta de libertad del franquismo arrebata al artículo el perfil periodístico y acentúa su identidad literaria con
la firma de grandes estilistas (César González Ruano, Manuel Alcántara o Francisco Umbral) aunque ésta
se restablecerá a partir de 1975.





CONVIENE VISITAR ALGUNOS ENLACES (EL LIM DE " EL TINGLADO" ES MUY ÚTIL). SÓLO TENÉIS QUE PINCHAR EN EL TÍTULO DE ESTA ENTRADA. EL LIM SE LLAMA "TRAS LOS PASOS DE INDIANA JONES". OS RECOMIENDO VER ADEMÁS EL DEL ROMANTICISMO, CON LA PELÍCULA DE TIM BURTON. ES GENIAL.

TAMBIÉN DISPONEMOS DE LOS ARTÍCULOS DE GRANDES MAESTROS (LARRA, GONZÁLEZ RUANO, JOSEP PLA, MANUEL ALCÁNTARA,..) .

martes, 14 de abril de 2009

¿Y LAS MUJERES....?


CONSULTA ESTE MAGNÍFICO ESTUDIO DE 80 POEMAS ESCRITOS POR MUJERES DE ESTA GENERACIÓN.

EL MAQUINISTA DE LA GENERACIÓN



¿QUÉ ES "EL MAQUINISTA DE LA GENERACIÓN"?

A VER QUIÉN CONTESTA PRIMERO...................

ESTUDIO MONOGRÁFICO SOBRE LA GENERACIÓN DEL 27

PARA REALIZAR NUESTRO ESTUDIO SOBRE LA GENERACIÓN DEL 27 :

1.- Cada alumno elaborará un trabajo por escrito (el día 24 de Abril: fecha límite) , según el guión proporcionado en clase .

2.- El comentario de los poemas de cada autor se hará:

- 2.1. En las clases de lengua con la antología "El Huerto del limonar"de Ana Pelegrín

- 2.2. En el Aula Virtual de la Generación del 27 podemos encontrara las actividades correspondientes a diversos poemas. Hay que hacer las de Secundaria y Bachillerato.


3.- CONTROL ESCRITO de la Generación del 27 (teoría y comentario de textos). Será el día 12 de mayo mayo.



Espero que, después de organizar estas actividades, nos pongamos manos a la obra y trabajemos.

Ah! eso sí, feliz viaje de estudios a los que se marchan !. !Nos vemos a la vuelta!

LA EDAD DE PLATA



Generación del 27

De Wikipedia, la enciclopedia libre


Monumento a Gerardo Diego, en la calle Pío Baroja, delante de la Casa de Cantabria, Madrid.

La llamada Generación del 27 fue una constelación de autores que se dio a conocer en el panorama cultural español alrededor del año 1927, con el homenaje que se dio al poeta Luis de Góngora en el Ateneo de Sevilla, en el que participó la mayoría de los que habitualmente se consideran sus miembros. Actualmente todos los integrantes de La Generación del 27 han fallecido, el último Rafael Alberti, el 28 de octubre de 1999.

Contenido

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Denominación [editar]

Literatura de España
Literatura medieval
Renacimiento
Miguel de Cervantes
Barroco
Ilustración
Romanticismo
Realismo
Modernismo
Generación del 98
Novecentismo
Generación del 27
Literatura posterior a la Guerra Civil

El concepto de generación ha sido discutido, ya que es de naturaleza historiográfica y los autores que engloba no cumplen los criterios que Petersen asigna al mismo; se trata más bien de un "grupo generacional", de una "constelación" o de una "promoción" de autores. sin embargo, "generación" ha sido admitido por su comodidad y la costumbre; sin embargo la cuestión de la calificación delimitatoria de la misma ha sido ya más diversa y polémica: se ha propuesto llamarla de otras maneras, como: Generación de la Dictadura, Generación Guillén-Lorca (nombres del mayor y más joven de sus autores), Generación de 1925 (media aritmética de la fecha de publicación del primer libro de cada autor), Generación de las Vanguardias, Generación de la amistad, Generación de la República etc.

La delimitación del grupo [editar]

La nómina habitual del grupo poético del 27 se limita a diez autores: Jorge Guillén, Pedro Salinas, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados, pero hubo también muchos otros escritores, dramaturgos que pertenecen a la Generación del 27, generalmente encabezada por Max Aub a quien le siguen algunos más viejos, como Fernando Villalón, José Moreno Villa o León Felipe, y otros más jóvenes, como Miguel Hernández. Por otra parte algunos otros han sido olvidados por la crítica, como Concha Méndez-Cuesta, poetisa y escritora de teatro, Juan Larrea, Pepe Alameda, cronista taurino y poeta, Mauricio Bacarisse, Juan José Domenchina, José María Hinojosa, José Bergamín o Juan Gil-Albert. O la conocida como Otra generación del 27, según la denominación que le dio uno de sus integrantes, José López Rubio, la formada por los humoristas discípulos de Ramón Gómez de la Serna, es decir, Enrique Jardiel Poncela, Edgar Neville, Miguel Mihura y Antonio de Lara, "Tono", los escritores que en la posguerra integraron la redacción de La Codorniz... y son sólo unos pocos.

Por otra parte no toda la producción literaria del 27 está escrita en castellano; algunos de ellos son autores de textos literariamente estimables en otros idiomas, como Salvador Dalí u Óscar Domínguez, que escribieron en francés, o en inglés, como Felipe Alfau, y algunos escritores y artistas extranjeros tuvieron también mucho que ver en esta estética, como Pablo Neruda, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges o Francis Picabia.

Es más, también es preciso deshacer la idea de que la Generación del 27 fue un fenómeno exclusivamente madrileño, como una crítica demasiado localista (y localizada) parece empeñarse en señalar, sino una constelación de núcleos creativos repartidos a lo largo de toda la geografía nacional y estrechamente entrelazados. Los más importantes se concentraron en Sevilla (en torno a la revista Mediodía), Canarias (en torno a la Gaceta de Arte) y en Málaga (en torno a la revista Litoral); sin descontar otros muchos de menor afiliación pero de no menor importancia en Galicia, Cataluña y Valladolid.

Del mismo modo, se suele olvidar que algunos miembros del grupo cultivaron otras ramas del arte, como Luis Buñuel, cineasta, K-Hito, caricaturista y animador, Salvador Dalí y los pintores surrealistas, Maruja Mallo, pintora y escultora, Benjamín Palencia, Gregorio Prieto, Manuel Ángeles Ortiz, Ramón Gaya y Gabriel García Maroto, pintores, Ignacio Sánchez Mejías, torero, o Rodolfo Halffter y Jesús Bal y Gay, compositores y musicólogo éste último también, pertenecientes al Grupo de los ocho, que se suele identificar en música como el correlato a la literaria Generación del 27 y estaba integrado por el citado Bal y Gay, los Halffter, Ernesto y Rodolfo, Juan José Mantecón, Julián Bautista, Fernando Remacha, Rosa García Ascot, Salvador Bacarisse y Gustavo Pittaluga. En Cataluña está el llamado grupo catalán, que hizo su presentación en 1931 bajo el nombre de Grupo de Artistas Catalanes Independientes integrado por Roberto Gerhard, Baltasar Samper, Manuel Blancafort, Ricardo Lamote de Grignon, Eduardo Toldrá y Federico Mompou.

Podrían añadirse también los componentes de la llamada Generación del 25 de arquitectos (que otros han propuesto llamar también generación del 27, para unirla a ésta), de la que formaban parte Agustín Aguirre, Teodoro de Anasagasti, Carlos Arniches, José de Aspiroz, Rafael Bergamín (hermano de José), Luis Blanco Soler, José Borobio, Martín Domínguez, Fernando García Mercadal, Luis Gutiérrez Soto, Casto Fernández Shaw, Manuel Muñoz Casayús, Luis Lacasa, Miguel de los Santos, Manuel Sánchez Arcas y Ramón Durán Reynals.

Revistas [editar]

Su documento de entrada en la tradición literaria fue sin duda la primera edición de la Antología preparada por Gerardo Diego en 1932. Por otra parte, se hicieron notar publicando en revistas como La Gaceta Literaria dirigida por Ernesto Giménez Caballero, en Cruz y Raya (1933), dirigida por José Bergamín, en Litoral, impresa por Manuel Altolaguirre y Emilio Prados en Málaga desde 1926; Carmen, creada en Santander (1927) por Gerardo Diego y con un suplemento festivo, Lola; en el Suplemento Literario del diario murciano La Verdad (1923-1926), que mantenían su redactor José Ballester Nicolás y Juan Guerrero Ruiz, y que después pasó a ser revista Verso y prosa (1927), dirigida por Juan Guerrero Ruiz y Jorge Guillén; Mediodía (Sevilla); Meseta, de Valladolid; en Revista de Occidente, cuya editorial imprime varios libros del grupo; en Caballo verde para la poesía (1935), dirigida por Pablo Neruda, y en Octubre, dirigida por Rafael Alberti.

Estética y evolución [editar]

En los autores del 27 es muy significativa la tendencia al equilibrio, a la síntesis entre polos opuestos (Lázaro), incluso dentro de un mismo autor:

Entre lo intelectual y lo sentimental. La emoción tiende a ser refrenada por el intelecto. Prefieren inteligencia, sentimiento y sensibilidad a intelectualismo, sentimentalismo y sensiblería (Bergamín).

Se observa muy bien en Salinas.

Entre una concepción romántica del arte (arrebato, inspiración) y una concepción clásica (esfuerzo riguroso, disciplina, perfección). Lorca decía que si era poeta "por la gracia de Dios (o del demonio)" no lo era menos "por la gracia de la técnica y del esfuerzo".

Entre la pureza estética y la autenticidad humana, entre la poesía pura (arte por el arte; deseo de belleza) y la poesía auténtica, humana, preocupada por los problemas del hombre (más habitual tras la guerra: Guillén, Aleixandre...).

Entre el arte para minorías y mayorías. Alternan el hermetismo y la claridad, lo culto y lo popular (Lorca, Alberti, Diego). Se advierte un paso del "yo" al "nosotros". "El poeta canta por todos", diría Aleixandre.

Entre lo universal y lo español, entre los influjos de la poesía europea del momento (surrealismo) y de la mejor poesía española de siempre. Sienten gran atracción por la poesía popular española: cancioneros, romanceros...

Entre tradición y renovación. Se sienten próximos a las Vanguardias (Lorca, Alberti, Aleixandre y Cernuda poseen libros surrealistas; G.Diego, creacionistas); próximos a la generación anterior (admiran a Juan Ramón, Unamuno, los Machado, Rubén Darío...); admiran del XIX a Bécquer (Alberti, ("Homenaje a Bécquer") Cernuda "Donde habite el olvido"...); sienten auténtico fervor por los clásicos: Manrique, Garcilaso, San Juan, Fray Luis, Quevedo,Lope de Vega y, sobre todos, Góngora.

Instituciones [editar]

La mayoría de estos autores, principalmente líricos, entraron en contacto con la tradición literaria a través del Centro de Estudios Históricos dirigido por el padre de la filología española, Ramón Menéndez Pidal, y con las Vanguardias a través de los viajes, la divulgación llevada a cabo por Ramón Gómez de la Serna y otros novecentistas y, sobre todo, las actividades y conferencias programadas por la Residencia de Estudiantes, institución inspirada en el Krausismo de la Institución Libre de Enseñanza y dirigida por Alberto Jiménez Fraud.

Historiografía sobre el 27 [editar]

Por otra parte, y para reconstruir la memoria viva de lo que se ha venido a llamar la Edad de Plata, hay que leer una serie de libros de memorias escritos por diversos autores más o menos vinculados a esta promoción. La arboleda perdida, de Alberti, por ejemplo. Es también el caso de Pablo Neruda, quien por entonces vino a Madrid y reforzó el grupo surrealista con algunas de sus contribuciones, en particular con la edición de su libro Residencia en la tierra I y II y que en sus dos libros de memorias, Confieso que he vivido y Para hacer he nacido, dio testimonio y noticias sobre las actividades del grupo durante esos años y el exilio posterior, en particular sobre Lorca y Alberti. Los encuentros, de Vicente Aleixandre, narra las primeras veces que vio a cada una de las figuras relevantes de la generación; Mi último suspiro, de Buñuel, publicado primitivamente en francés, incluye numerosas anécdotas sobre los poetas del 27, etc.

Las corrientes del 27 [editar]

En realidad, la llamada generación del 27 fue un grupo poco homogéneo; habitualmente se les ha solido ordenar por parejas o tríos. Así, por ejemplo, los poetas del Neopopularismo o neopopularistas, Rafael Alberti y Federico García Lorca, dentro de una nómina que fue particularmente bien nutrida, intentan acercarse a la poesía de Gil Vicente y del Romancero, o a la lírica cancioneril, buscando fuentes populares y en el folclore de la lírica tradicional; algo de ello hay también en la aproximación que hizo Gerardo Diego, después de su etapa Creacionista, a la lírica de Félix Lope de Vega gracias a la edición que hizo en ese tiempo José Fernández Montesinos.

Por otra parte, hay dos catedráticos de Filología hispánica que comparten intereses comunes y que incluso fueron amigos y tuvieron trayectorias muy parecidas, pues no en vano su poética es fundamentalmente afirmativa y optimista; se trata de Jorge Guillén, toda cuya obra poética se recoge bajo el título Aire nuestro y está marcada por la poesía pura a lo Paul Valéry y formada por cinco libros (Cántico, Clamor, Homenaje, ...Y otros poemas y Final) y Pedro Salinas, el gran poeta del amor del 27.

El grupo surrealista está más nutrido, pero destaca especialmente el premio nobel Vicente Aleixandre, seguramente el más original, ya que, según Cernuda, "su verso no se parece a nada", y el que ha venido a ser el poeta más influyente de la generación durante la última mitad del siglo XX, el ya citado Luis Cernuda. Sin embargo, hubo otros poetas del 27 que notaron el impacto surrealista y que poseen etapas en su evolución marcadas por esta estética: Rafael Alberti, por ejemplo, compuso la última sección de Sobre los ángeles y Sermones y moradas en versículo surrealista y Federico García Lorca asimiló su impacto en Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Poeta en Nueva York y los Sonetos del amor oscuro. Una etapa surrealista posee, por ejemplo, José María Hinojosa con su La flor de Californía (con acento en la i) y Emilio Prados.

Son éste último y Manuel Altolaguirre quienes constituyen el llamado grupo de Málaga o de los poetas presuntamente menores, constituido alrededor de la revista Litoral editada por Altolaguirre y su colección de libros poéticos. Dámaso Alonso y Gerardo Diego vienen a ser, por otra parte, el llamado grupo de los que se quedaron en España, de mala gana y pasando algunos apuros el primero y más a gusto el segundo, y más o menos pactaron con el régimen victorioso en la Guerra Civil (Alonso, que se consideró a sí mismo dentro de la Generación del 27 como crítico, pero dentro de la primera generación de posguerra como poeta) o lo apoyaron abiertamente (Diego). Este último realizó una larga trayectoria poética donde combinó a la vez tradición y vanguardia, muy variada en su temática (desde el toreo a la música y las inquietudes religiosas, el paisaje y los contenidos existenciales); sin embargo, algunos se quedaron ignorados por el régimen, viviendo en un llamado exilio interior (Juan Gil-Albert) o convirtiéndose de hecho en maestro y guía de toda una nueva generación de poetas (Vicente Aleixandre).

Nómina [editar]

Integrantes de la generación del 27 por orden cronológico:

Poesía de la Generación del 27 [editar]

Destacamos entre los autores:

Pedro Salinas

Nació en Madrid, fue profesor de literatura en varias universidades. Influido por la obra de Juan Ramón Jiménez, cultiva la poesía pura. Al igual que Juan Ramón intenta entrar en la esencia oculta de las cosas, con una poesía intelectualizada, aparentemente sencilla. Su obra se diferencia en tres etapas:

  • 1ª Etapa: mezcla la poesía pura y temas futuristas (bombilla, automóvil,…). Destacan: Presagios,Seguro azar y Fabula y signo
  • 2ª Etapa: es la más importante. Presta atención al mundo íntimo y al amor como experiencia gozosa. Predomina el diálogo y un lenguaje conceptual. Es característico el verso corto heptasílabo y silvas sin rima. Destacan:
    • La voz a ti debida, extrae el título de la Égloga III de Garcilaso. El amor aparece esencializado en los pronombres yo y tú para referirse a la pareja tu-yo, cuyo centro es la mujer.
    • Razón de amor, continuación del libro anterior, donde prosigue la racionalización del proceso amoroso.
    • Largo lamento, poemario sobre el desamor y la muerte del amor, que vive con resignación y agradecimiento de lo vivido.
  • 3ª Etapa: escrita ya en América. El contemplado'’ alude al mar que es su interlocutor. Todo más claro, angustia que le provoca la civilización tecnológica contemporánea y los horrores de la Guerra Civil y la 2ª Guerra Mundial, y Confianza, que cierra su obra poética.

Jorge Guillén

Nació en Valladolid. Se exilió a los Estados Unidos y fue, como su amigo Pedro Salinas, con quien sostuvo un prolongado epistolario, profesor de literatura española. Regresó tras la muerte de Franco y obtuvo el premio Cervantes. Su singularidad reside en haberse mantenido fiel al ideal de poesía pura, y ofreció una visión optimista y serena del mundo, con lo que se constituye en la antítesis del pesimismo cosmológico de Vicente Aleixandre.

Toda su obra se agrupa bajo el titulo general de Aire Nuestro, que integra cinco libros: Cántico, Clamor, Homenaje, ...Y otros poemas y Final. Su lenguaje es muy elaborado, en busca de la máxima y concisión; prefiere el verso corto y el endecasílabo. Su obra es fruto de un riguroso proceso de selección (de palabra), en el que se suprime lo accesorio para comunicar la idea o sentimiento esencial.

Sus temas son la afirmación jubilosa del ser; la plenitud, el tiempo que pasa e invita a gozar de la vida; el azar y el caos, que producen inseguridad o sufrimiento.

Gerardo Diego

Nació en Santander y desempeño la cátedra de Literatura en un Instituto de Enseñanzas Medias de Soria. Recibió el premio Nacional de Literatura, junto con Rafael Alberti, y el de Cervantes. Su poesía se desarrolla paralelamente en dos vertientes: la tradicional y la vanguardista (casi siempre creacionista). A su vertiente creacionista se adscriben: Imagen y Manual de Espumas. De su estética tradicional destacamos: Versos Humanos, Soria y Alondra de Verdad, colección de sonetos. Los temas de esta segunda vertiente son: el amor, Dios, la música, la naturaleza, los toros, la forma, la iconografía, la belleza…

Dámaso Alonso

Nació en Madrid, dirigió la RAE. En él se fundieron tres vocaciones: la de poeta, lingüista y crítico literario de la Estilística. Entre sus libros sobre literatura destaca La lengua poética de Góngora y una serie de estudios admirables sobre líricos modernos (desde Bécquer hasta los escritores de su época) que constituyen Poetas españoles contemporáneos. Editó las obras de Góngora y se consideró a sí mismo dentro del 27 solamente como crítico, y como poeta más bien dentro de la Primera generación poética de posguerra, en lo que él mismo llamó Poesía desarraigada.

La guerra de 1936 le hizo aborrecer la “pureza” propugnada por Juan Ramón. Sus obras más importantes se sitúan en la posguerra con: Hijos de la Ira (1944), muy influida por el Existencialismo y por la poesía bíblica de los Salmos penitenciales, que hace surgir en España la corriente poética de la poesía desarraigada.

Vicente Aleixandre

Sevillano, cuya amistad con Dámaso Alonso despertó su vocación poética. En 1935, su libro La destrucción o el amor obtiene el Premio Nacional de Literatura. Es elegido miembro de la RAE. y en 1977 obtiene el premio Nóbel.

La mayor parte de su producción sigue los pasos del Surrealismo y se constituye en el gran poeta de esta estética; utiliza el versículo y la imagen visionaria en Espadas como labios y La destrucción o el amor. Evoluciona hacia una "poesía de comunicación", en consonancia con la tendencia social vigente en la lírica de los años 50. Sombra del paraíso (1944), inaugura junto con Hijos de la ira de Dámaso Alonso, la corriente desarraigada de la posguerra. Con Historia del corazón inició una poesía solidaria. Y con la gran trilogía de senectute Poemas de la consumación, Diálogos del conocimiento y En gran noche volvió a un peculiar surrealismo, con profundas implicaciones filosóficas y dejes conceptistas.

Federico García Lorca

Nació en Granada, en 1898. Sus estudios de Letras y Derecho no le interesaron tanto como la música; fue amigo entrañable de Manuel de Falla, de quien luego se distanció. Se instaló en la Residencia de Estudiantes, donde convivió con numerosos artistas (Salvador Dalí y Luis Buñuel en especial). Tras vivir una temporada en Nueva York, regresa a España y en 1932 funda La Barraca, grupo teatral universitario con el que recorre nuestro país representando obras clásicas. Participa en ciertas actividades públicas de signo izquierdista y muere asesinado por los nacionalistas en Viznar (Granada). Su asesinato produjo gran conmoción mundial.

En la obra de Lorca se aúnan lo culto y lo popular, lo tradicional y lo vanguardista. Conocía los cancioneros tradicionales y la poesía oral del pueblo andaluz. Su tema era la frustración en dos vertientes, la ontológica y la social; desarrolla este tema en un rico estilo poético, con uno de los sistemas simbólicos más complejos de la literatura española, formado por elementos extraídos sobre todo de tres fuentes: la superstición popular, Shakespeare y la Biblia. Le obsesionan temas como la soledad o el destino trágico, y la lucha de los seres marginados (el homosexual, la mujer, el niño, el deforme, el viejo impotente, la solterona, la estéril, el gitano, el negro...) contra una sociedad opresiva basada en los convencionalismos. Su obra se separa en dos etapas, una neopopularista y otra en que se acerca al Surrealismo.

De la primera etapa destacan:

  • Poema del cante jondo, que se inscribe dentro de la línea neopopularista de la G. 27 y utiliza varios poemas cortos que pueden leerse como poemas independientes o como fragmentos de uno largo encadenados. Se utiliza el pie quebrado.
  • Romancero Gitano, en la misma línea neopopularista, está compuesto por 18 romances. El protagonista es el gitano que simboliza el hombre puro e inocente, enemistado con las leyes y normas sociales, representadas por la Guardia Civil (su antagonista).

De la Segunda destacan:

  • Poeta en Nueva York, el poeta se ahoga en aquel mundo que convierte al hombre en una pieza de un gran engranaje. Con procedimientos claramente surrealistas, Lorca alza el grito en pleno Crack del 29 y su protesta contra aquella colmena inhumana; los negros, en especial, merecen su piedad.
  • Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, planto compuesto a la muerte de un torero amigo suyo.
  • Sonetos de amor oscuro, publicados póstumos, son la expresión de un erotismo homosexual dramático.

Rafael Alberti

Del Puerto de Santa Maria (Cádiz). Con su familia se traslada a Madrid. Abandona el Bachillerato y se dedica a la pintura. Se afilio al partido comunista y tuvo una activa participación política en la guerra. Al acabar esta se exilió a Argentina. Restablecida la democracia vuelve, y le será concedido el Premio Cervantes.

Se funden lo popular y lo culto, lo escueto y lo barroco, lo tradicional y lo frenéticamente nuevo. Su libro más temprano, Marinero en tierra, se inscribe en una línea del Neopopularismo. Son canciones que evocan un paraíso perdido, que el poeta identifica con el Cádiz de su infancia, y el mar, las salinas, los momentos más jubilosos de la misma. Le siguen El alba de alhelí y Cal y canto, del más difícil neogongorismo o Culteranismo. En 1929 publica su obra maestra, Sobre los Ángeles, inducida por una profunda crisis de perdida de fe; es un libro en tres partes; las dos primeras son de inspiración becqueriana; la última utiliza ya un pleno Surrealismo en que desata el versículo. Utiliza símbolos como los ángeles, los fantasmas y los duendes. Libros de su segunda época, destaca El poeta en la calle, de literatura comprometida. Otras obras, ya en el exilio publicará Baladas y canciones del Paraná.

Luis Cernuda

Fue alumno de Pedro Salinas y profesor de varias universidades europeas y americanas. Reunió su obra poética bajo el titulo general de La realidad y el deseo, colección de libros a la que pertenecen: Perfil del aire, Égloga, elegía, oda, Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido, Un río, un amor, y Las nubes, ya en el exilio, Desolación de la quimera. Es también importante su labor como crítico literario y ensayista, con los dos volúmenes de Poesía y Literatura, etcétera.

Su poesía rehúye el énfasis formal y busca lo indefinible, lo aéreo. Por eso repugna de estrofismo y de rima, y cuando utiliza alguna es la asonante, que es la que ofrece más libertad. Se centra en la experiencia humana, pero rehúye lo más específico y propio para que el lector pueda identificarse con el poeta. Canta el choque entre el deseo y la realidad, que deja al poeta sólo el consuelo elegiaco del recuerdo o unos pocos instantes, que el llama acordes, de gozo intemporal.

Fuentes [editar]

  • Mainer, José-Carlos La Edad de Plata (1902-1936). Ensayo de interpretación de un proceso cultural. Madrid: Cátedra, 1983.
  • Díez de Revenga, Francisco Javier, Panorama crítico de la generación del 27, Madrid, Castalia, 1987.
  • Alonso, Dámaso, "Una generación poética (1920-1936)", Poetas españoles contemporáneos, Madrid, Gredos, 1965, págs. 155-177.
  • Anderson, A., El Veintisiete en tela de juicio, Madrid, Gredos, 2006.
  • Diego, Gerardo, Antología de Gerardo Diego. Poesía española contemporánea, Ed. de A. Soria Olmedo, Madrid, Taurus, 1991.
  • Cano, José Luis, La poesía de la generación del 27, Madrid, Guadarrama, 1970.
  • González Muela, Joaquín, El lenguaje poético de la generación Guillén-Lorca, Madrid, Ínsula, 1954.
  • González Muela, Joaquín y Rozas, Juan Manuel, La generación del 27. Estudio y antología, Madrid, Istmo, 1986, 30 ed.
  • Gullón, Ricardo, "La generación poética de 1925", La invención del 98 y otros ensayos, Madrid, Gredos, 1969, págs. 126-161.
  • Rozas, Juan Manuel, La generación del 27 desde dentro (Textos y documentos), Madrid, Alcalá, 1974.
  • Rozas, Juan Manuel, El 27 como generación, Santander, La Isla de los Ratones, 1978.
  • Torre, Guillermo de, Literaturas europeas de vanguardia, Ed. de J. M. Barrera López, Sevilla, Renacimiento, 2001.
  • Ilie, Paul, Los surrealistas españoles, Madrid, Taurus, 1972.
  • Geist, A. L., La poética de la generación del 27 y las revistas literarias: de la vanguardia al compromiso (1918-1936), Barcelona, Labor, 1980.
  • Cernuda, Luis, "Generación de 1925", Estudios sobre poesía española contemporánea, Madrid, Guadarrama, 1957, págs. 181-196.
  • Cirre, J. F., Forma y espíritu de una lírica española (1920-1935), México, Gráficas Panamericana, 1950.

Enlaces externos [editar]

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